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“Entre Tipos”: entrevista a Francisco Ortiz

Por Esteban Rico (SentidoG)

Francisco Ortiz, co-autor y protagonista de "Entre Tipos, Dinastía" que puede verse en Liberarte los jueves a las 21 hs.

Francisco Ortiz, co-autor y protagonista de “Entre Tipos, Dinastía” que puede verse en Liberarte los jueves a las 21 hs.

Francisco Ortiz es un actor y dramaturgo argentino que forma parte del grupo teatral Entre Tipos que la semana pasada reestrenó Dinastía, el tercer capítulo de la saga que comenzaron en el año 2011. La obra se estrenó el año pasado en el espacio cultural Pata de Ganso y el jueves se repuso en el teatro Liberarte. Además de Francisco, el elenco de la obra está conformado por Matías Boettner, Daniel Canney, Jeremías Cicero, Matias Dinardo y Ariel Sandez con dirección de Lisandro Bera.

Francisco también formó parte del elenco de obras como Desmesura de Darío CortesLas Llaves, donde compartió autoría con Lucas Santa Ana, entre otras puestas. Alumno de maestros de teatro como Juan Gené, Cristian Drut, Andrea Garrote y Verónica Godoy, también es egresado de la carrera de Imágen y Sonido en la Universidad de Buenos Aires.

Con motivo del reestreno de Dinastía, SentidoG tuvo una charla con Francisco en la cual se habló de la conformación del grupo Entre Tipos, de su desarrollo como dramaturgo y de la naturalización de lo queer en los textos teatrales de la actualidad.

¿Cómo nació Entre Tipos?

Entre Tipos tiene un comienzo muy humilde, éramos un par de pibes que queríamos hacer teatro. Tenía que ver con la diversión, con esa cosa de ver qué pasa. A mí en realidad me convocan último para el elenco de lo que fue Me imagino que vendrás acompañado, el volumen 1 de Entre Tipos con dramaturgia de Julián Arenas. Estaba el elenco armado y el director elegido que fue Mario Marino. Estrenamos en La Tertulia en 2011 con el único pronóstico de hacer una temporada de dos meses y sacarnos las ganas. Por suerte fue increíble, la gente empezó a venir sin parar y terminamos durando un año.

¿Cómo fue que te empezaste a involucrar en la dramaturgia de las obras del grupo?

Lo que yo les dije a los chicos después de un tiempo fue que yo quería meter mano en la pluma, en mi personaje. Porque tenía mucho de stand up la cosa al principio. La idea era trasladar el lenguaje de la sitcom al formato del teatro. Entonces, las obras tienen un formato de una hora en donde uno se sienta y mediante personajes que se presentan como estereotípicos con los que uno se puede identificar fácilmente, se van desarrollando conflictos más profundos.

¿La idea era hacer humor gay o un humor más universal?

El chiste era tener el timing de sitcom, que el humor esté todo el tiempo mostrando la historia de estos cuatro pibes. Y que eso también se empezara a abrir hacia algo más universal, trascender un poco la barrera de lo queer. Las historias de estos personajes son graciosas más allá de su identidad sexual, si bien hay mucho que tiene que ver con el humor gay. Lo que me parecía más importante era empezar desde los estereotipos y humanizarlos.

¿Cómo fue que surgió la idea de que Entre Tipos fuese una serie?

En una escena de Me imagino que vendrás acompañado yo tenía un monólogo a público en el que me hacía preguntas retóricas sobre qué es ser normal, cómo hacemos para pensar en aplicar estas instituciones legalizadas a nuestras vidas si a nosotros nunca nos enseñaron que teníamos esa chance… Entonces, con el toque de arrogancia que tenía mi personaje, yo decía “véanlo en el volumen 2”, porque ya con Mario veníamos hablando de que si esto era una sitcom existía la posibilidad de hacer capítulos si nos llegaba a ir bien. Entonces, nos empezó a pasar que la gente nos preguntaba “¿y la 2 para cuándo?”. Y a mitad de ese año nos pusimos a escribir lo que fue el volumen 2, que se llamó Pasto.

¿Hubo cambios en el grupo del primer al segundo capítulo?

Incorporamos al sexto miembro de Entre Tipos, Gerardo Ingaramo, que era el que hacía del objeto de deseo de los cuatro amigos en Pasto. Y la verdad que la pasamos increíble, nos constituimos como grupo, como compañía de producción. Ahí decidimos ponernos las pilas y los miembros que estábamos más comprometidos para llevar adelante el proyecto nos calzamos la camiseta de productores. Con Ariel Sandez, que es mi coproductor, nos hicimos cargo de la imagen y decidimos organizarnos. A mitad de ese año comenzamos a escribir el volumen siguiente y le dimos para adelante.

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¿Qué significa para vos como actor y dramaturgo formar parte de Entre Tipos?

Divertirse con la gente es una experiencia que todavía no se puede pagar con nada. Sobre todo porque es algo que nace de una iniciativa sin ningún tipo de pretensión. Y muchos amigos actores que vinieron a ver la obra nos decían lo mismo: “¡qué bueno poder cagarse de risa con lo que uno hace!”. Que era algo que para mí, que vengo de mucha escuela de teatro serio y con mucho prejuicio respecto a la comedia, no fue fácil. Pero aprendí un montón de todo, de cómo llevar un grupo adelante, de escribir, de producir, de autogestionar, de difundir y de mantener la cosa girando que es lo más difícil.

¿Cuáles fueron los cambios entre el volumen 2 y el 3?

Como nos fue bien con los dos primeros volúmenes, cuando llegó el momento de hacer el volumen 3 decidimos poner un poco más de plata, un poco más de trabajo, un poco más de escenografía y darle un toquecito un poco más dark. La idea era que cada capítulo tuviera que ver con la estética de cada personaje. Y el tercer capítulo, Dinastía, tiene que ver con mi personaje que es el más heavy, uno de los más polémicos y tenía que ser un poco más oscuro, un poquito más elegante. Y queríamos meterle algo de realismo mágico, del mundo que tiene este personaje en su cabeza.

La gráfica de Dinastía llama mucho la atención, ha gustado mucho. Hemos recibido muchos comentarios al respecto.

Con Ariel concebimos la imagen de cada una de las campañas. Está buenísimo lo que me decís porque nosotros nunca sabemos lo que piensa la gente de la gráfica de nuestras obras. Nuestra intención fue que se notara un avance en lo que nosotros estamos haciendo.

¿Qué hay de nuevo en este reestreno de Dinastía?

Necesitábamos un salto cuántico respecto al lugar y a la difusión, entonces cuando nos ofrecieron Liberarte dijimos que sí enseguida. Aparte, llegamos a la calle Corrientes que creemos que es el escalón que sigue. Tampoco tenemos ningún tipo de expectativa desmesurada, la idea es ver cómo va, esperar que con otro tipo de difusión podamos llegar a otra gente. También ajustamos mucho la obra, está mucho más compacta y mucho más fuerte.

¿Qué tipo de público han recibido en las obras? ¿Mayormente público gay o de todo tipo?

A nosotros nos sorprendió mucho el público hétero que nos ha venido a ver. Madres, padres, abuelos; pero más allá de nuestros familiares, la gente se divertía de todas maneras. Eso para nosotros fue una de las pruebas más cabales de que no estábamos haciendo gueto necesariamente. Yo no puedo creer la respuesta que tenemos de las mujeres y tampoco puedo creer que también gustemos a sus amigos y sus novios que las acompañan. Además, tenemos gente que vuelve a ver la obra. Para mí es hermoso, porque que alguien quiera volver a verte como si fueras una película favorita, es el mejor regalo que me pueden hacer como actor y como dramaturgo.

¿Qué reacción han tenido del público hétero? ¿Entienden los códigos gays que hay en el texto?

Eso lo hemos preguntado desde el principio, nos juntamos con amigos y lo hemos hablado un montón. Y tenemos una estadística oficial que indica que el humor de la obra se entiende un 80 por ciento. Quizás un hétero no sabe lo que es el Grindr, pero lo que no es universal en la obra se explica, nos aseguramos de no dejar afuera a la gente a propósito. Y también nos aseguramos de hacer guiños específicos y el que la caza, la caza. Pero eso pasa en el universo de cualquier texto. En dramaturgia sabemos que el signo hace un sistema distinto en cada espectador. Entonces, también hay mucho de lo que la gente le pone.

¿Han recibido algún tipo de crítica respecto a esto, ya sea del circuito gay o del circuito general?

Hubo una crítica que nos hicieron que decía que nosotros nos jactábamos de no ser de temática gay, pero que a la vez nuestro humor tenía que ver con lo temático. Y a mí me pareció una observación un tanto reductiva porque nosotros podemos jactarnos de lo que sea, pero independientemente de eso, hay una cuestión que es que el hecho teatral es un espectáculo. Fuiste, te reíste, te gustó, no te gustó. ¿Vos te quedaste afuera? ¿No? Y si no te quedaste afuera, ¿qué te jode? Eso no sólo es la famosa auto discriminación, sino también es subestimar al público y a nosotros. Porque el humor que hacemos tiene de todo; hay humor de gueto, hay humor universal, hay gag físico, hay slapstick, hay de todo.

¿Te parece que las obras de temática gay en la actualidad trabajan en la naturalización de lo gay dentro de las historias que se cuentan?

No sé si diría que nuestras obras son de temática gay, sino de contexto. El tema va cambiando en cada obra pero el contexto es que son cuatro pibes gays, la vida no les pasa por eso. Por eso hablo de la separación de la temática, porque en la historia de lo audiovisual, todos los productos que se han hecho sobre los homosexuales han pasado por dos o tres enfoques: el problema del coming out, la ridiculización de lo femenino en el hombre o la estigmatización desde la enfermedad. Si todo lo que se produce en cuanto a lo que se habla de nuestra comunidad tiene que ver con la enfermedad y con los problemas psicológicos o con la incapacidad de adpatarse o la ridiculización, la verdad es que no está bueno. Nosotros no somos parte de eso para nada. Creo que hay que abrir un poco la cabeza.

¿Crees que hubo un cambio social de más aceptación respecto a la homosexualidad en nuestro país?

Yo me considero parte de una generación puente, cuando yo salí del clóset no estaba todo bien. Y yo en esa época salía a la calle de la mano con mi novio y me la bancaba. No fue lo que hicieron la mayoría de las personas que tenía alrededor mío y no es lo que pasa hoy, que tampoco está todo bien, pero la gente vive desde otro paradigma. También es como uno la cuenta, que es lo que nosotros nos preguntamos todo el tiempo. ¿Adónde vamos con nuestra gráfica o con nuestra estrategia de difusión? ¿Vamos a tratar de abrazar a toda la comunidad gay o vamos a hablarle también a la gente paki o a la gente grande? ¿A quién nos vamos a dirigir? Si publicamos esta foto, ¿nos va a cortar afluencia de público de cierto sector? Para mí se trata de integrar y lo que contamos son historias desde la naturalidad de los personajes. Podríamos elegir contar cómo sufren, pero tratamos de elegir contar otra cosa.

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