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La Legislatura porteña reconoció a Casa Brandon

Por Lucas Gutierrez – (www.SentidoG.com)

Casa Brandon fue declarada de interés cultural, social y para la promoción de los Derechos Humanos.

*Jorgelina De Simone y Lisa Kerner

Este viernes 16 de marzo las actividades de la Casa Brandon Gay Day fueron declaradas de interés social, cultural y para la promoción de los Derechos Humanos. El primero de diciembre de 2011 se aprobó unánimemente esta propuesta dela Diputada Rocío Sánchez Andia y en la Legislatura porteña nos juntamos los y las todos y todas y les todxs.

Ya desde la puerta firmes sonrientes y embanderadas estaban las dos que dieron puntapié inicial a este proyecto: Lisa y Jorgelina. “Amor como lo solemos entender las tortas, amor que difícilmente se acaba sino que se transforma, que crece, que se convierte en muchas otras cosas” dijo la Dillon y parece que fue tanto el que De Simone y Kerner tuvieron (y tienen) que hoy en día la fuerza expansiva de ese encuentro sigue vigente, crece sin límite, sin techo, una casita siempre en construcción.

Y la calle Perú se llenó de cada uno de los que hace y acompaña. Estaba Nico Deppetre, que como bien diría luego Pecoraro, es esos ojazos verdes que se mueven por toda la casita; estaba Carla Morales, mi negrita tan preciosa, que ahora estaba toda elegante, pero eso es puro arreglo, la bichita es luz y belleza siempre, en la cocina, ahí riéndose y chusmeandonos; estaba Fernanda, que lleva esa cresta rubia como aviso de que se viene directo a tu corazón para quedarse ahí a puro mojito y sonrisa. Y empezamos a llegar y llegarnos, y estaban los Brutus y las Fulanas y la Shock y la Bennet y la Pao Lin y Cinthia y Flor y las duchate y Liliana Viola y las chicas de Plan V y Effy y Lean de Ají y los que iban a leer y los que no sabían si se necesitaba la invitación y la familia y las novias y los que tengo en Facebook. Y entramos. Luego llegó Marlene.

La Casa Brandon se erige como bastión de una especie que está entrando en extinción: los centros culturales. Luego se podrá analizar temática, target y todo eso, pero acá, se celebró y reconoció no solo a las actividades sino a la fuerza, a la resistencia. Sostener una usina como esta no se hace solo con amor, hay impuestos, leyes nada favorables, inspecciones, requisitos y cuesta, se rema, pero cuesta, da satisfacciones, alegrías hermosas, pero cuesta. Por eso, cada vez que se nombraba a la Casita, todas y todos aplaudíamos y chillábamos bien fuerte, BIEN FUERTE, no solo por orgullo y felicidad, sino también para que todo ese pomposo palacio de Justicia se entere que estamos presentes, que somos pura energía y que los que ahí están nos van a escuchar, nos tienen que escuchar y colaborar para que ningún Centro más tenga que cerrar sus puertas. Brandon Gay Day lleva 11 años haciendo, este es un mimo y una celebración para nosotros (si, yo soy parte de esta casita) pero esto también es parte de eso que me dijo Lisa cuando alguna vez la entrevisté: “Clase número uno de activismo: VISIBILIDAD”. Estamos firmes, amamos lo que hacemos, vamos a seguir creciendo.

Idas y venidas ya en el salón y Kerner con su culinquietud organizándonos a todos y que iba cayendo más gente. Me senté pero como atestiguan varias fotos me la pasé alagando el cogote cual suricata para encontrarme con miradas amigas, hermanas. Luego de la elegante presentación de la locutora se leyeron las adhesiones (épico para mí cuando dijeron “WASKA” en ese salón) y la primera en subir fue Lisa, ella, la que pone la casa para darnos voz, ella, se hizo voz: “Todos podemos ser Brandon: podemos ser parte del proyecto o podemos ser asesinados o asesinadas por tener un proyecto de vida inadmisible para algunos otros. “ Voz Lisa. Yo te amo a vos Lisa.

Las fundadoras del espacio muestran el reconocimiento de la Legislatura

 

Pecoraro nos llevó entre lágrimas y alguna quebrada sentimental, de esas que te hacen eco en la trompa ya moqueada, por parte de su historia. Putoniamos en Contramano, asistimos al velorio de Jauregui, nos invitó a su mesa en el bar Teleny donde en el peor momento de la pandemia del SIDA nos reímos disimulando los que faltaban en esa reunión, nos fuimos por una década a seguir un amor ibérico y cuando volvimos, descubrimos “un lugar de tortas y que quedaba lejos” y encontramos a la Shock y la fuimos a ver al lugar de tortas que quedaba lejos. No nos aburrimos nada en Buenos Aires, no nos volvimos a Madrid y la ciudad se nos hizo menos extraña. Elegimos Casa Brandon, porque no se puede edificar solo con ladrillos y cocinar solo con harina, pero se puede construir un espacio hermoso donde encontrar la felicidad simplente con amor.

Dillon destacó cuando la casita se abrió y compartió la muestra sobre “partos respetados”, en ese momento que a nadie le importaban las maternidades (con “s”) Brandon puso el lugar. Cinco o seis años después esas mismas puertas se abrieron para jugar, si, para que los nenes y nenas de familias diversas “que muchos todavía ni soñábamos en esa época” puedan encontrar amor, diversidad, visibilidad y respeto, se pudieran mirar a los ojos y reconocerse. Ella, bah, su corazón de bolero, toma del lema de Brandon “amor, visibilidad y respeto” y destaca una palabra en especial: Amor.

Marta habla del equívoco que reside en el nombre mismo de la casita y de la fiesta. Porque Brandon Lee era un muchacho trans y las chicas la leyeron como una lesbiana, y además se le sumó la palabra gay que en este momento es tan insuficiente, pero que en ese entonces nombraba lo que no podíamos llamar de otra manera. Fue un trabajo, un camino, fue la inquietud de la militancia, el respeto por los otros y las otras, lo que fue dándole valor a la necesidad de nombrar y de nombrarse. Con palabras trazó en el aire una unión entre ese equívoco y las reuniones de hombres-trans también realizadas en la casita, el festival Anormales, los recitales exquisitos de Susy Shock, un recorrido del equívoco a la escucha constante del nombre que cada quién elige para si mismo. De ese camino se trata el amor, la visibilidad y el respeto “y de eso se trata Brandon. “

Y taconeando que hace eco llega ella con todo su “artivismo” y su cajita bagualera que cuando no suena en el aire suena en su voz de norte. Género colibrí nomás, te dice la Susy Shock. Y todo tiene sentido. Ese calzado rojo fuego tiene caminado mucho interior con este “otro recorrido militante absoluto y arrasador, gigantemente político que es el arte” y esa boca roja brilloso tiene mamados reductos, cuevas, nidos y todos los espacios que alguna vez Brandon también fue. Treinta años de escalar escenarios y haber visto perecer tantos “posibles Brandon” la hace saber de lo que habla. Y habla del arte como oficio, como necesidad, de la falta de leyes que este espacio, y el dedo al aire engloba la Legislatura toda, está tardando en dar.

Es que la boca de la Shock es solo el “medio de comunicación” que tiene su alma, por eso oírla te abre la cabeza, por eso te besa, por eso nos besamos, por eso te beso, por eso las, los, lxs beso. Por eso el beso Shock.

Muchos rockstars necesitan hacer playback, Diego Trerotola no necesita ni siquiera simular que canta para ser el más rockero de todos. Te hace la perfo del nervioso antes de leer y cuando lo ves en pleno acto no podes creer como este domador de palabras las pone a todas a bailar a su ritmo, que claramente, no es playback. Se asume “nerviosa” y como buen cinéfilo recalcitrante primero pasa por “Los muchachos no lloran” y celebra que la historia de Brandon Teena al hoy decir “Brandon Gay Day” sea como regalarle días felices a Brandon, a el. “Y decir ese nombre es como pronunciar “hay cadáveres” del celebre poema de Néstor Perlongher, ese otro que también nos fundó como comunidad.”

“No es ghetto, ahí no vive nadie, nadie se encierra, las puertas siempre están abiertas, no hay personas que permanezcan ahí, es un lugar de tránsito, pasamos a cargar combustible cultural y luego arrancamos, (la casita) es una estación de servicio GLTTBIQ, de nassssta súper (yo digo glTTbiq aunque ahora sea con una sola T porque me gusta decir Teté, es más de puto)”

Una de las razones de la resistencia a la racia del mítico bar neoyorquino Stonewall fue que ese día había fallecido Judy Garland. Esta andrógina actriz protagonizó el ícono gay “El mago de Oz”, una fuga de la realidad blanco y negro hacia un mundo de colores, ahí ella le cantaba a los pájaros libérrimos que volaban sobre el arco iris. Hoy para nosotros y nosotras Brandon es el Garland del nuevo milenio y la Casita, nuestro Stonewall. Diego se permite parafrasear uno de los diálogos finales de Dorothy: “No hay lugar como casa”, si bien no veo si golpea los talones ni si lleva zapatos rojos, él dice: “no hay lugar como casita Brandon.” Puro rock Diego. Puro amor.

Para cerrar habló la Diputada Rocío Sánchez Andia y fue muy clara, “Brandon es hospitalidad” Ignacio Marasco le abrió las puertas y ella pudo ver eso que tanto amamos todos y todas, pero claro, su ojo vio algo más: un Centro Cultural, que como tantos otros, corría riesgo de apagarse.

Rocío habló respetando la solemnidad del lugar y la ocasión e hizo de sus palabras algo sincero y cálido. Ella que fue quién presentó a Brandon para el reconocimiento instó a que se le pida a esa casa política que nos tenía ahí unidos, que se le demande, lo que corresponde para estos lugares que resisten. Dejó bien en claro que no solo se celebra la lucha por los Derechos Humanos, sino que además (además) por ser cultura y arte “porqué la resistencia también se hace desde ahí”
Y fue ella quién les dio el diploma a Jorgelina y Lisa. Fuimos nosotros, nosotras los que en nombre de los que hace más de once años nos pusimos de pie y nos lloramos en aplausos. Ella, las chicas, nosotros, nosotras, los que no estaban, los que ya no están, los que somos Brandon, los que la construimos, todos fuimos declarados de interés. Y sigue el aplauso.

Luego de arrasar con el coctel en la legislatura esta procesión, sin santos ni culpas católicas, se movió hacia la tan nombrada casita. Esa noche se llenó de más amigos y amigas, yo feliz fui a por el encuentro del sanguche de berenjena y rúcula que es mi perdición y las birras que tomo del pico, es que siempre hay un alguien a quien convidarle, sábelo, así es la onda de Brandon. La música estuvo a cargo de Srta. Carolina, Pepi Dillon, Alba Iruzubieta, Paula Trama y Syd you boom, y claro, los pitos de WASKA siempre presentes hicimos una perfo. “Bajo las sábanas no se miente” le dije una vez a Julio y entonces nos hicimos una carpita ahí escondidos ante la mirada de todos y nos charlamos. Yo no escribí nada porque soy un chamuyero así que dije lo que sentía en el momento, él leyó y sus letras que se te incrustan en el alma y te sangran verdades sonaron por el único micrófono compartido que nos daba patadas. Nos tentamos, nos bardeamos, nos cuidamos, nos de nosotros, “¿alguien le habrá dicho a Jorgelina que se parece a Ernestina Pais?” “a mi Lisa me daba miedo al principio” y también las trajimos a nuestra casita de sábanas. Un piyama party, un recreo, nuestra manera de decir gracias. Julio, Martin, Martin y Lucas somos Brandon. Lisa y Jorgelina son WASKA. Y la noche siguió ebria de felicidad. Siempre se sigue. Se resiste. Se ríe. Se rema.
Hoy estoy cerrando esta nota donde la ética periodística se ve envuelta en sinceridad, prefiero ser yo para hablar de Brandon, no ser ni ético ni periodista.

Hoy hay ciclo Sucede, habrá poesía y algún que otro lagrimón. El patiecito de atrás de donde salen todos los tejes me está esperando. Hoy lo voy a habitar y quiero golpear los talones y ya se lo que va pasar: nada. No porque mis alpargatas mugrientas sean menos que las zapatillas rojas de Dorothy, es que yo no puedo pedir volver a casa, yo estoy en casa, mi casa.

La vida va pasando a medida que la vivamos, siempre es tiempo de crecer, dejarse amar, encontrar un lugar en nuestra gente “de luz blanca”, ya tengo un lugar en el mundo y un nombre propio, ya no voy a firmar más las notas con seudónimo, yo soy Lucas Gutiérrez. Yo encontré una casita llena de amigas y amigos. Gracias Brandon.

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