Por Facundo R. Soto – (www.SentidoG.com)

El mundo de los bukakes

Mientras los medios españoles repiten indignados la noticia de la expropiación de Repsol-YPF por parte del Gobierno argentino y acusan a Cristina Fernández de recuperar parte de la soberanía de su país a cualquier precio (amenazándonos con las consecuencias que vamos a tener), la gente, preocupada por la crisis, se guardan unos 50 euros (300 $ argentinos, más o menos) para obtener un poco de placer. Y yo, un poco cansado de escribir sobre gays, lesbianas, travestis y trans, se me ocurrió darle un espacio a los indefinidos, que lejos de identificarse con una orientación sexual, disfrutan de él como si fuese el último día.

En España el fenómeno que está en boga, y hasta sale en las revistas ibéricas, es el Bukake. Cada vez son más los hombres que pierden su status e identidad para fundirse entre siete u ocho hombres que se enfrentan a una mujer, acostada sobre una mesa, para eyacurarla todos a la vez.

El organizador reza en su blog: “El sexo es algo demasiado amplio y complejo para dejarlo solo en dos personas follando”. Los requisitos, además de pagar la entrada, por supuesto, es: ir bañados y “no haberse corrido al menos durante 3 días antes del evento” (léase corrido como pajeado, puñeteado, masturbado, tocado, etc). Definen al encuentro como muy cerdo y morboso, quizás, porque la leche de tu compañero, a veces, te salpica un poco (aunque, la verdad, a mí me pareció de lo más aburrido, ya que nadie te toca ni podes tocar tus compañeros; aunque me pareció muchos hombres están ahí más para mirar la polla de sus compañeros, que para ametrallar con semen a la actriz acosada. Por cierto, una de ella declaró “No hago esto sólo por dinero, me gusta tener muchos hombres juntos”. Otras artistas pornos también la chupan. Al lado mío había un mozo de 24 años, que estaba bárbaro. Me comentó, al pasar, que va al lugar con frecuencia. Dejaba ver sus ojos verdes rodeados de una media barba, tal como se usa ahora en España; mientras que otros usaban máscaras para no ser reconocidos, claro.

Un joven semental, con muchos pelos en la mano (bueno, no estoy tan seguro de esto), pero sí que usaba medias, apenas entró, se sacó la remera de Talleres Fuenlabrada y dejó a varios chorreando babas, como perros rabiosos. Otro chico, muy apuesto, como dicen ellos, no me contestó cuando le pregunté, por lo bajo, si era gay, porque no me sacaba la vista de la polla, pero después de un rato sopló al aire caliente que envolvía la sala, que le encantaba el lugar “porque había tías buenas y del buen rollo”. El ambiente, si bien es hot, es distendido y se huele a campo. Las fiestas se hacen en la calle Igancio Ellacura, pero alguien le cambió la r por la l, en el corazón de España. En otras salas hay concursos de pollas. Las evalúan por sus tamaños. Aunque junté monedas, no me alcanzaron para entrar. Será en otra oportunidad… Pero, este viscoso fenómeno que ya había visto en alguna película de la Cicciolina, ¿es tan nuevo como se lo vive en la madre patria? El organizador dice que lo importó del Japón.

La leyenda cuenta que el bukake empezó como un castigo, cuando una esposa se encamaba con otro hombre y era sorprendida. Entonces se la ataba en la plaza del pueblo para que los aldeanos eyacularan sobre ella. Bueno, pero para muchas más que un castigo era un paraíso, supongo… Pero en España el bukake empezó unos cuantos siglos más tarde; la primera fiesta se registra  en el 2005. Mientras tanto, en la Argentina esperamos que se venga la primera…

Más información en www.torbe.es/bukakes/el-mundo-de-los-bukakes/

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