Tres días después de la actuación descalificadora de Donald Trump en su debate con Kamala Harris el martes por la noche, las grietas en la fachada de su desmoronada campaña están exponiendo la amargura, la división y la desesperación entre sus partidarios más ardientes.
El candidato republicano puede agradecerle gran parte de esto a Laura Loomer.
Loomer, una declarada teórica de la conspiración sobre los atentados del 11 de septiembre que ha pasado años lanzando insultos homofóbicos y tropos antisemitas desde su posición en Internet, ha sido hasta ahora una figura marginal sólo vagamente asociada con la campaña de Trump.
Pero en los últimos días, la influencer conservadora de 31 años ha llenado el vacío dejado por los asesores descartados del expresidente, la ausencia de Melania Trump y la desaparición de los otrora astutos instintos políticos del candidato.
Mientras los partidarios menos leales de Trump se apresuran a salir, incluida su esposa, que recientemente describió a Mar-a-Lago como “un pantano”, Loomer ha llenado el vacío, convirtiéndose en una compañera constante del expresidente en la campaña electoral y en el retiro de Trump en Palm Beach, donde, según se informa, ha fijado su residencia.
Trump es bien conocido por dejarse influenciar por la última persona con la que habla. Según fuentes de la campaña, Loomer ya no se separa nunca de su lado.
La nociva marca de la activista de derecha se generalizó dos días antes del debate cuando tuiteó que la Casa Blanca “olerá a curry” si Kamala Harris gana en noviembre, una vil referencia a la educación mitad india de Harris.
Ese arrebato racista obligó al senador Lindsay Graham (republicano por Carolina del Sur), un fanático de Trump cuando hace buen tiempo, a advertir públicamente al candidato republicano que Loomer es “tóxica” y que su proximidad a Trump no es “útil en absoluto”.
“Lo que dijo sobre Kamala Harris y la Casa Blanca es abominable, pero es más profundo que eso”, dijo Graham a los periodistas. “Creo que el presidente haría bien en asegurarse de que esto no se convierta en una historia más importante”.
Demasiado tarde para eso: Loomer fue directo a la yugular gay de Graham.
“¿Cuándo va a salir Lindsey del clóset?”, publicó Loomer poco después de que Graham se atreviera a menospreciarla. “Todos sabemos que eres gay, Lindsey… Y eso está bien. Está bien. Estamos en 2024. No hay nada malo con los gays”.
“Simplemente sé honesto al respecto”, agregó. “Nadie te juzgará por ser abierto sobre quién eres”.
Su sarcasmo goteaba como ácido de un Extranjero.
Otra fiel partidaria de Trump que le ruega al expresidente que deje ir a Loomer es la representante Marjorie Taylor Greene (republicana por Georgia), que ha calificado a Loomer de “mentalmente inestable y mentirosa documentada” y ha calificado su retórica de “enorme problema”.
Viniendo de uno de los lanzadores de bombas más tóxicos de Washington, eso es decir algo.
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