Fuente: Dos Manzanas
Importante paso adelante contra la homofobia en el mundo del deporte. Tras el vergonzoso papel en los juegos de invierno celebrados en febrero en Sochi (Rusia), el Comité Olímpico Internacional (COI) ha aprobado un paquete de medidas entre las que destaca la inclusión, por primera vez de manera expresa, de la no discriminación basada en la orientación sexual en la Carta Olímpica.
El COI, reunido en Mónaco, aprobó el pasado lunes la Agenda 2020, una serie de recomendaciones para actualizar los fundamentos y valores del olimpismo. La presión de las asociaciones LGTB, indignadas tras el episodio de Sochi en el que, ante la detención de activistas por manifestarse, el COI miró para otro lado, parece que ha surgido efecto: de las cuarenta medidas aprobadas por unanimidad, la número catorce reza:
“Fortalecer el 6º Principio Fundamental del Olimpismo. El COI incluirá la no discriminación basada en la orientación sexual en el 6º Principio Fundamental del Olimpismo”.
Los Principios Fundamentales del Olimpismo forman parte de la Carta Olímpica, el conjunto de directrices que rigen la organización de los Juegos Olímpicos y el espíritu del Movimiento Olímpico. El Principio 6º, que hasta ahora prohibía la discriminación basada en la “raza, religión, política, género u otros” quedará redactado de la siguiente manera:
“El disfrute de los derechos y las libertades descritas en esta Carta Olímpica estará asegurado sin discriminación de ningún tipo, como raza, color, sexo, orientación sexual, lengua, religión, opinión política o de otro tipo, origen nacional o social, propiedad, nacimiento u otra condición”.
La modificación para añadir de manera explícita la orientación sexual tiene un peso simbólico crucial para intentar evitar que las futuras candidaturas olímpicas procedan de países con legislaciones homófobas y represivas. La aplicación en la práctica del nuevo principio, sin embargo, todavía no está clara. El COI ya anunció en septiembre que exigiría a las ciudades candidatas políticas antidiscriminatorias en el contrato que tienen que firmar para convertirse en sede de los Juegos, pero el miembro del COI Barry Meister ha confesado no tener “ni idea” de cómo se trasladará el nuevo principio a estos contratos.
Por su parte, el activista Andre Banks, de All Out, se felicitó por el “triunfo” que “manda un mensaje claro” contra las violaciones de los derechos humanos LGTB. “Estas normas deben evitar una repetición de Sochi”, avisó. All Out llevó a cabo una campaña de recogida de firmas online, precisamente con el objetivo de lograr la mención expresa a la protección de las personas LGTB en la Carta Olímpica.
Próxima decisión: los Juegos de Invierno de 2022
Será curioso ver por ejemplo que sucede en julio de 2015 cuando el COI deba elegir la sede de los Juegos de Invierno de 2022. Para empezar, una señal no precisamente positiva: la sesión del COI tendrá lugar en Kuala Lumpur, capital de Malasia, un país que sigue criminalizando las relaciones homosexuales y en el que hace pocos meses eran detenidas diecisiete mujeres transexuales acusadas de violar la ley islámica.
Por lo que se refiere a las ciudades candidatas, en principio eran tres: Oslo (Noruega), Pekín (China) y Almaty (Kazajistán). Desde un punto de vista de respeto a los derechos LGTB, Oslo debería ser la indiscutible ganadora, pero su candidatura cuenta con una fuerte oposición en su propio país y, de hecho, fue retirada en octubre. Por lo que se refiere a las otras dos, en Kazajistán ya hay grupos que demandan la aprobación de una legislación homófoba al estilo de la rusa (e incluso la reintroducción del delito de sodomía), mientras que China -país en el que cada vez hay una mayor visibilidad LGTB- no se plantea por el momento medidas legales ni a favor ni en contra, aunque la situación general de los Derechos Humanos no es desde luego la mejor.
Recordemos que ya están decididas las sedes de los Juegos de Verano de 2016 (Río de Janeiro) y 2020 (Tokio), así como la de los Juegos de Invierno de 2018 (Pyeongchang). Tres países, Brasil, Japón y Corea del Sur, donde más allá de su diferente percepción social de la diversidad sexual, no son previsibles situaciones conflictivas como las tristemente vividas en Sochi.
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