Fuente: TN

Según la panelista de Los ángeles de la mañana, este tipo de chistes ya no se condicen con el contexto cultural y no contribuyen a la lucha por la igualdad.
Flor es la tapa de la revista Gente y allí habla con profundidad sobre su nuevo costado militante, que no tiene nada que ver con sus primeros pasos en el medio, cuando su identidad de género era un tema de sorna, incluso para ella misma. “El marco social era otro. Burlarme de mi identidad era un modo de ‘transar’ la aceptación de la gente”, recordó.
La capocómica se inició en el mundo del espectáculo con la obra Más pinas que las gallutas en 1997, que compartió con Cris Miró, por entonces, la travesti más famosa del país. Fue un espectáculo que marcó un quiebre porque por primera vez, dos personas trans eran la gran atracción en un teatro comercial. Hoy, en cambio, esto ya no sería novedad y el título mismo de la obra podría llamar a la polémica.
Por eso, en este nuevo contexto cultural, Flor cree que el humor autorreferencial puede traer consecuencias no deseadas: “Es una puerta peligrosa, que se abre a la descalificación, porque la homofobia también se manifiesta entre risas y aplausos. Y mucho se me criticó cuando dejé de hacerlo: ‘¡Ay, ahora se cree una señora!’. Sí y de eso se trata. De vivir como me siento y que todos lo respeten, sin necesidad de anteponer ‘transexual’ a mi nombre. Me di cuenta de que ya no necesitaba decir que llevaba una maquinita de afeitar en la cartera para que me quieran”, explicó.
Entonces, apuntó directamente a Lizy: “Ella me encanta, pero su actitud no construye en este contexto de lucha por la igualdad, en la que muchas compañeras quedaron en el camino (en referencia a los varios travesticidios). Yo le diría que lo piense, que no aporte a la confusión, que ya es hora de barajar y dar de nuevo“, señaló.
Tagliani hizo casi una marca registrada con los chistes sobre su identidad de género, su belleza, su figura y esa autenticidad es lo que el público compró. También suele hacer hincapié en su voz masculina, el talle de calzado y su DNI, donde todavía aparece como “Edgardo Luis Rojas”. Por ejemplo, cuando conoció a Mirko, el hijo de Marley, bromeó: “¡Llegó la Barbie ‘cuco’!”.
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