Fuente: Plumas Atómicas
El reportero Mauricio Clarck regresó a la vida pública mexicana con un simple mensaje: la homosexualidad es parte de su pasado. Esto fue, según él, gracias al apoyo de Dios, ante el cual “se arrepintió” de su orientación sexual.
El presentador de televisión dejó la vida pública para internarse y dejar su adicción a la cocaína, misma enfermedad que declaró en un programa en vivo antes de dejar de aparecer en cadena nacional.
“Si me preguntas acerca de mi homosexualidad, te puedo decir que hoy la homosexualidad es parte de mi pasado, hoy retomo una vida como me hizo Dios naturalmente (…) mi sueño es ese: formar una familia, educar y sobre todo darle la oportunidad a los niños de lo que Dios me ha podido dar”.
A su regreso, asegura que lo que quiere ahora es formar una familia bajo “lo que es natural”. O sea, una familia tradicional heterosexual.
Clarck comentó en exclusiva para TVNotas, que esta fue la prueba más dura que ha tenido, y que se siente bien de haberse redimido ante la figura de su religión.
“Lo más difícil que he hecho en mi vida y de lo que me siento muy orgulloso es haberme arrepentido ante Dios, haberme perdonado por todas las aberraciones que cometí.”
No sabemos exactamente qué sucedió en este tiempo alejado de los reflectores. Lo que sí podemos decirle a Mauricio, es que la homosexualidad no es una enfermedad y no existe ningún tipo de prueba científica que determine cómo es que se determina la orientación sexual.
Por la misma razón, no existe una cura para ello, simplemente porque no es una enfermedad. Si su reconversión heterosexual fue a través de una terapia, podríamos recordarle que estas fueron determinadas como tortura por parte de la ONU, pues no tiene ningún fundamente científico o teórico y solo lastiman a quienes son llevados ahí.
Asimismo, la orientación sexual también forma parte de la libertad de decisión, así como el género que no es una categoría biológica, como en muchos casos se hace creer. Esa misma capacidad de decisión fue la que le hizo declarar en 2014 que se casaría con su novio de ese entonces.
Sin embargo, la forma en que Clarck se ha referido hacia la homosexualidad es sumamente peligrosa. Calificarla de “aberración”, así como dejar implícito que es una enfermedad, no contribuye al avance que se ha tenido en derechos para la comunidad LGBT+.
Ante todo está la libertad para decidir. Así como Clarck está en su disposición de no asumirse homosexual, está la de todos a decidir orientación sexual e identidad de género.
Pero resulta inadmisible para la comunidad gay y la LGBT+ en general, que se les llame a arrepentirse y cambiar su decisión. Ninguna preferencia sexual ni género es una enfermedad; no es gripe, gorditos.
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