Diez policías argentinos han sido arrestados y acusados del asesinato de una mujer trans que fue encontrada estrangulada en una celda de la cárcel.
Los agentes de policía fueron arrestados el 1 de mayo y acusados de un delito de odio en relación con su muerte el año pasado. Esto fue parte de una investigación y batalla legal en curso desde septiembre.
La mujer, Sofía Fernández, era una exprofesora de idiomas en Buenos Aires, de 39 años, que estaba a punto de ingresar al campo de la enfermería, algo que según su familia la entusiasmaba mucho. Anteriormente había enfrentado discriminación en el mundo académico, lo que la llevó a seguir una nueva carrera. Ella apenas estaba iniciando el proceso para que su género fuera reconocido legalmente en el momento de su asesinato.
Fernández era amada por su familia y desde que la mataron han estado luchando por justicia. Han participado en marchas por toda Argentina, revitalizando a la comunidad LGBTQ+ del país y a sus aliados para presionar por el procesamiento de sus asesinos.
El 10 de abril de 2023, Fernández fue encontrada muerta en una celda de la cárcel luego de sufrir golpes y torturas físicas antes de ser asfixiada por un trozo de colchón y su ropa interior.
Los detalles sobre el caso se fueron revelando a lo largo de meses, y su familia finalmente tuvo suficiente material para acusar formalmente a los agentes de policía a finales de 2023.
“La aplicación de una perspectiva de género en el proceso judicial ha sido crucial, subrayando la importancia de reconocer y abordar la violencia dirigida hacia las personas transgénero”, dijo al Congreso el abogado de la familia, Ignacio Fernández. Hoja de Washington.
Los arrestos se producen poco después de que funcionarios que sirvieron bajo la dictadura argentina de finales del siglo XX fueran acusados de abusar sexualmente de mujeres trans.
La policía era sospechosa del asesinato poco después de su muerte, pero inicialmente intentaron enmarcarlo como un suicidio. Intentaron justificar su arresto y detención alegando que estaba involucrada en un robo. Sin embargo, no hay pruebas de que estuviera retenida legalmente.
Sólo le habían contado a la familia sobre la muerte de Sofía al día siguiente cuando enviaron a un psicólogo a su puerta. En ese momento no había información disponible sobre cómo murió.
“No hay palabras para expresar lo que uno siente cuando asesinan a su propia hermana”, dijo Mabel Valdez al sitio de noticias argentino Presentes. “Sobre todo cuando uno se entera (o se imagina) poco a poco de todo el calvario que sufrió en aquella maldita comisaría”.
“Espero que la justicia actúe rápidamente. Que todos, sin importar lo importantes que sean o quiénes fueron, paguen sin privilegios”.
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