Los padres LGBTQ+ con trastornos alimentarios enfrentan el doble de estigma y obstáculos. Pero aún pueden sanar.

Gabriel Oviedo

Los padres LGBTQ+ con trastornos alimentarios enfrentan el doble de estigma y obstáculos. Pero aún pueden sanar.

La paternidad exige presencia: física, emocional y mentalmente. Para las personas LGBTQ+ que navegan por un trastorno alimentario, esa expectativa puede parecer abrumadora.

La investigación muestra que los adultos LGBTQ+ son significativamente más propensos que sus compañeros heterosexuales y cisgénero a experimentar un trastorno alimentario en su vida. Muchos padres LGBTQ+, entonces, deben lidiar con los obstáculos de criar a los niños en un mundo normativo hetero/género, al tiempo que luchan contra sus propias relaciones negativas con la comida. Esto plantea una pregunta crítica: ¿cómo cuidas a los demás cuando todavía estás aprendiendo a cuidarte?

A pesar de la prevalencia de los trastornos alimentarios en las comunidades queer y trans, rara vez se discuten, especialmente en el contexto de la crianza de los hijos. Para muchos padres LGBTQ+, la recuperación significa no solo curar sus cuerpos, sino también retroceder contra la vergüenza, el estigma y el silencio.

Los trastornos alimentarios afectan a toda la familia

La paternidad agrega complejidad a la recuperación. Cuidar a los niños requiere energía y disponibilidad emocional, lo que puede ser un desafío al hacer frente a un trastorno alimentario.

Cuando un padre está luchando, puede agregar estrés no solo a su propia curación sino también a sus hijos, que ya pueden enfrentar un estigma relacionado con su estructura familiar.

Cuando un padre lucha con un trastorno alimentario, puede crear confusión para los niños que buscan estabilidad. Dado que los niños en los hogares LGBTQ+ ya pueden enfrentar malentendidos o discriminación, la salud de los padres se vuelve aún más esencial.

Ser un modelo a seguir positivo a través de la recuperación envía un poderoso mensaje sobre la resiliencia, el autocuidado y la búsqueda de ayuda. La recuperación se convierte en un profundo acto de atención para toda la familia. Rompe los ciclos de vergüenza alrededor de la imagen corporal y la salud mental.

Al sanar, los padres LGBTQ+ muestran a sus hijos la importancia de la autocompasión y la resiliencia. Este modelado crea un entorno más saludable donde los niños aprenden que priorizar el bienestar y pedir ayuda son signos de fortaleza.

Y una recuperación exitosa significa encontrar proveedores que realmente los ven y apoyan.

El poder de la atención afirmativa e inclusiva

Las personas LGBTQ+ enfrentan presiones únicas, incluida la insatisfacción corporal, el estigma social, la discriminación y la negatividad internalizada, que aumentan su riesgo de desarrollar un trastorno alimentario.

Penny Gautreaux, MSW, Licsw, terapeuta en recuperación y parte del programa de atención del programa Emily, conoce este viaje íntimamente. Como mujer transgénero, Penny describe la sensación de “ser un extraño en su propio cuerpo”, lo que influye profundamente en la curación.

Encontrar atención que afirme la identidad y comprenda estas experiencias es crucial. Muchas personas LGBTQ+ prosperan en entornos de tratamiento donde se respetan su género y sexualidad, donde los pronombres son correctos, la disforia corporal se maneja con sensibilidad y diversas historias de recuperación son bienvenidas.

La atención inclusiva desglosa barreras para el tratamiento y fomenta la confianza, lo que permite a las personas compartir luchas sin temor al juicio. Para los padres LGBTQ+, este apoyo es vital ya que equilibran la curación con demandas de cuidado.

La recuperación no debería discriminar

Los trastornos alimentarios en las comunidades LGBTQ+ merecen una mayor visibilidad y comprensión. La investigación y la atención médica deben evolucionar para satisfacer las diversas necesidades de estas poblaciones. Historias como Gautreaux nos recuerdan que la recuperación es posible con la atención adecuada.

A medida que el mes de orgullo llega a su fin, es fundamental recordar que la visibilidad significa más que banderas del arco iris. Significa reconocer problemas a menudo pasados ​​por alto que afectan profundamente vidas. Los trastornos alimentarios no discriminan, y tampoco deberían recuperarse.

La curación es posible para los padres queer y trans, donde las apuestas son aún más altas debido a la responsabilidad de sus hijos y la importancia de modelar relaciones saludables con los alimentos y el cuerpo. Con el apoyo adecuado, los padres LGBTQ+ no tienen que dejar atrás ninguna parte de sí mismos.

Jillian LampertPhD, Rd, LD, MPH, es vicepresidente de El programa Emily y un experto en nutrición y salud mental se centró en hacer que la recuperación de los trastornos alimentarios sea accesible, inclusivo y afirmativo para todos.

Suscribirse al Boletín SentidoG Y sea el primero en conocer los últimos titulares que dan forma a las comunidades LGBTQ+ en todo el mundo.