Lia Thomas ha descrito las políticas que prohíben a los atletas trans participar en deportes competitivos como “un puñetazo en el estómago”.
La nadadora trans estaba comentando sobre la decisión de World Aquatics de excluir efectivamente a las mujeres trans de la categoría femenina.
El organismo rector, anteriormente conocido como FINA, adoptó una política en 2022 que decretaba que las mujeres transgénero que quisieran competir en eventos debían “no haber experimentado ninguna parte de la pubertad masculina más allá de la etapa de bronceado dos, o antes (de) los 12 años”. Quienes no alcancen ese nivel podrán nadar en la categoría abierta o en competiciones masculinas.
Los críticos de la política, incluido Thomas, han dicho que era “casi imposible” que las mujeres trans cumplieran las regulaciones.
Thomas perdió una batalla legal contra World Aquatics el año pasado cuando la Corte Internacional de Arbitraje Deportivo dictaminó que el organismo rector podía continuar implementando restricciones.
En declaraciones a Whyy a principios de este mes, Thomas admitió que la derrota seguía doliendo.
“Fue un puñetazo en el estómago y a veces todavía me golpea”, dijo. “Es una pena dolorosa no poder practicar el deporte que amo”.
Después de convertirse en la primera atleta trans en ganar un campeonato de la División Uno de la Asociación Nacional de Atletismo Universitario en 2022, Thomas enfrentó comentarios transfóbicos de expertos de derecha, quienes se burlaron de ella y abusaron verbalmente de ella.
Riley Gaines, quien empató en el quinto lugar con Thomas durante el estilo libre de 200 yardas ese mismo año, aboga por políticas de exclusión trans en todos los deportes y en la vida pública, e incluso afirmó en 2023 que las mujeres transgénero tenían una ventaja en el ajedrez.
A pesar de las dificultades que ha enfrentado, Thomas se ha negado a dar marcha atrás y “lo haría todo de nuevo en un abrir y cerrar de ojos”, diciendo: “Simplemente no hay sustituto para vivir y ser uno mismo auténtico. Desafortunadamente, se necesita coraje debido a las muchas dificultades que existen en torno a ser abiertamente trans, especialmente ser un atleta abiertamente trans, pero definitivamente vale la pena”.
La transfobia, y en particular la transmisoginia, apesta a hipocresía, añadió. “No puedes decir: ‘Puedes ser mujer en estas situaciones, pero no en éstas’, porque nunca le harías eso a una mujer cis.
“Mucha gente piensa: ‘Está bien que pueda ser el árbitro y elegir cuando veo (a las mujeres transgénero) como mujeres’”.
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