La controvertida cadena estadounidense de comida rápida Chick-fil-A está planeando un segundo intento de lanzamiento en el Reino Unido, cuatro años después de cerrar su primer restaurante tras la reacción de los activistas por los derechos LGBTQ+.
Según se informa, la cadena con sede en Atlanta, cuyos fundadores tienen opiniones notoriamente anti-LGBTQ+, lanzará un nuevo establecimiento en el Reino Unido a principios de 2025 y espera expandirse a cinco sitios en dos años.
El proyecto podría costarle a la empresa alrededor de 100 millones de dólares (80,5 millones de libras esterlinas) en la próxima década, como parte del nuevo intento de capitalizar la base de clientes del Reino Unido.
Intentó por primera vez establecer una sucursal en Reading, Berkshire, en 2019, pero se vio obligada a anunciar, apenas ocho días después, que pondría fin a su contrato de arrendamiento después de seis meses tras las críticas de activistas LGBTQ+.
Los fundadores de la cadena, la familia Cathy, han sido durante mucho tiempo objeto de inmensas críticas por sus donaciones a grupos anti-LGBTQ+, incluido Exodus International, que promovió la llamada terapia de conversión antes de su cierre en 2013.
En 2021, el director ejecutivo de Chick-fil-A, Dan Cathy, supuestamente donó una enorme cantidad de su patrimonio neto de 8.000 millones de dólares (6.400 millones de libras esterlinas) a grupos como la National Christian Charitable Foundation, que financia organizaciones designadas como grupos de odio por el Sur. Poverty Law Centre, además de financiar casos legales destinados a despojar a las personas queer de sus derechos.
Cuando se le preguntó sobre sus opiniones cristianas conservadoras, Cathy admitió que era “culpable de los cargos” y agregó que cree en la “definición bíblica de unidad familiar”.
El analista independiente del sector alimentario, Peter Backman, dijo al Financial Times (FT) que es probable que el Reino Unido esté menos abierto a interactuar con la marca debido a su histórica postura cristiana evangélica.
“Los restaurantes exitosos, al ser negocios muy personales, intentan alinear su cultura lo más posible con la de los clientes a los que sirven”, dijo, añadiendo que, cuando tan pocos británicos se identifican como cristianos, esto sería “un desafío”, dado “El espíritu religioso muy fuerte” de Chick-fil-A.
Según datos de una encuesta de YouGov, el 39 por ciento de los británicos no cree en ningún tipo de Dios o poder espiritual, en comparación con el 28 por ciento que sí lo cree. El cuarenta y seis por ciento de los británicos no cree que el Reino Unido sea un país cristiano, mientras que el 34 por ciento cree que sí lo es.
Además, en junio de 2023, el 77 por ciento de los británicos piensa que las relaciones entre personas del mismo sexo son tan válidas como las relaciones heterosexuales.
Una fuente cercana a la empresa dijo al Financial Times que las políticas religiosas de la cadena, incluido el cierre los domingos por motivos religiosos, se aplicarían en el Reino Unido.
La compañía espera superar el incidente en 2019 y trabajar para “influir positivamente en los lugares que llamamos hogar”, dijo Joanna Symonds, jefa de operaciones de Chick-fil-A en el Reino Unido.
“Esto será lo mismo para nuestras tiendas en el Reino Unido”, añadió.