Betty Harper es una cristiana gay que ha luchado para sentirse bienvenida en una iglesia, por lo que se propuso como misión encontrar un lugar de culto donde todos sean aceptados.
Harper, de Llanddulas, en Conwy, Gales del Norte, dijo a SentidoG que se crió en un hogar donde las personas homosexuales estaban “muy mal vistas”, y cuando le reveló su sexualidad a su padre, él se negó a aceptarla.
“Cuando llegué a la edad en la que me di cuenta de que no sentía lo mismo que la mayoría de las otras chicas de mi año (no me gustan los chicos), decidí decírselo a mi padre”, recordó, y agregó que comenzaron a gritarse y ella insistió en que era gay y que no era una fase.
“Era pastor de una capilla. Se ponía a despotricar sobre cómo (ser LGBTQ+) era una abominación, obra del diablo.
“Me di cuenta de lo grave que era la discriminación contra las personas LGBTQ+ en una iglesia”.
Harper “nunca se sintió cómodo en un ambiente de iglesia” y siente que es “mucho más importante tener un lugar donde puedas sentirte amado y aceptado y donde no te digan que vas a ir al infierno”, y esa es “la razón principal por la que comencé este esfuerzo”.
Y ella no cree que haya géneros después de la muerte.
“Cuando vas al cielo, no vas en tu cuerpo, sino en tu alma”, dijo. “Tu cuerpo es la cáscara en la que vive tu alma. Todo lo que se necesita para ir al cielo es creer que Jesús murió en la cruz por ti”.
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